sábado, 20 de febrero de 2010

TENUE LUZ DEL VELADOR

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Tenue luz del velador
genera sombras de ayer
y forma en el vestidor
fantasmas que quieren ser

Que quieren ser recibidos
en este hoy, de esta noche
en que omito ese reproche
huyendo de los olvidos.

De los olvidos constantes
de avatares cotidianos
que por buenos o malsanos
me privan de los instantes.

Los instantes del recuerdo
que no muere porque existe
y en corazones persiste
aunque me duele y me muerdo.

Me muerdo y cierro mi boca
para no nombrar tu nombre
aunque en llanto soy el hombre
que ese recuerdo provoca.

Provoca amor y me hiere
tu silueta tan divina
a la que mi alma se inclina
se inclina exhala y se muere.
. . . . . . . . .

Tenue luz del velador
genera espectro del ser
formando en el vestidor
la tumba del perecer.

Tenue luz del velador
hoy ya te debo botar
pues tú me quieres matar
recordándome ese amor.


Orlando Francisco Menéndez
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jueves, 4 de febrero de 2010

PARA OTRA NOCHE (verso blanco)

Pensamiento de algún ciudadano (Fantasía)


Camino lentamente y siento el pecho
con humo de tabaco y el disfrute
de ver la hermosa Luna compañera.

... Escucho unos pasos que me alertan:
—Me sigue— y doy chance a que me alcance.
Apenas a dos pasos tras de mí
un grito pide ahora —¡Déme todo!

El pucho suelto y giro al detenerme
lo miro cara a cara y ni me importa
la vida del maldito delincuente.

— ¡Bolsillos,... déme todo lo que tenga!
Sumiso, del izquierdo, ochenta pesos
le extiendo y él los cuenta en lo oscuro.
También de mi derecho el pavonado
que cándido, pensando en un dinero
se asombra al observar el “treintiocho”


Y mira en desconcierto que disfruto
su pecho en que las balas se le hundían...
Las cuatro, una tras otra, al corazón...

... El “Rossi” va otra vez a mi bolsillo
y quema, pues el caño está caliente.

Tranquilo y sin mirar al infeliz
prosigo ese ritual de mi paseo
y enciendo otro nuevo cigarrillo.

Ni se oye el cantar de ningún grillo;
silencio del sereno sin que nadie
se asome por saber esas razones
de cuatro fuertes truenos que produje.

Dejé a “sus” ochenta allí en su mano
pues justo me parece contribuir
a que alguien triste entierro a él le pague,
pues yo como cristiano bien entiendo
que es bueno que ayudemos,... simplemente.

En casa tomo el “Rossi” y me sonrío
lo limpio y en caricias lo preparo
cargándole otras cuatro en su tambor
que queda ahora con seis para otra noche
y plácido me duermo al acostarme.










Aquí sólo les narro en verso blanco...
Esperen a mañana, en la mañana;
verán en policiales de los diarios
noticias del estúpido ladrón.


Orlando F. Menéndez
16/12/2008 12:15
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