Por la lucerna a su paso
los ingrávidos amores
van soñando con albores
en crepúsculo de ocaso.
Y ese tul del cortinado
ingrávido sigue al amor
de grises y sin color
en espera del amado.
Tío Orlando
Orlando Francisco Menéndez
06/01/2010 14:00
miércoles, 6 de enero de 2010
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